niños arrancados de un
pasado nebuloso,
niños incomprendidos
por su propia sangre,
venid a mí
y os abriré las puertas de la salvación.
y os abriré las puertas de la salvación.
Seremos felices, allí
donde el tiempo no existe,
en el Reino que se
alimenta de los sueños.
os llevaré a la tierra de la felicidad.
Ulster, abril de 1996
Dicen que, hace mucho tiempo, los changeling éramos tan antiguos como la tierra que ahora pisamos, tan poderosos como los dioses y tan etéreos como los mismos sueños.
Dicen que vivíamos en un reino de primavera eterna, el antiguo hogar de los Tuatha Dé Danaan. Allí el Glamour fluía libremente llenando el aire de poesía, haciendo brillar los colores y encendiendo una chispa diminuta en los ojos de sus habitantes, hasta del más anciano de entre ellos.
Dicen que de ese nuestro hogar nos arrancaron. Y ahora vagamos por un reino donde el eco del otoño tiñe las ciudades de los más horribles tonos de gris.
Dicen que ese reino sigue esperándonos tras sus altas murallas. Esperando los valientes que atraviesen el Ensueño para llegar a nuestro paraíso perdido.
Si es cierto o no, nadie lo sabe. ¿Qué necio abandonaría el paraíso para regresar a un mundo desolado?
Lo que sí es cierto es que, desde que sus puertas se cerraron, nosotros los changeling lo hemos buscado incansablemente. Y, a no ser que nuestros pecados sean perdonados, pasaremos mil eternidades soñando con regresar al reino que nos vio nacer...